En este post, se presentarán las distintas formas de bullying o acoso escolar que existen y en qué consiste cada una de ellas: bullying físico, psicológico, verbal, sexual, social y ciberbullying. Sin embargo, este último al ser un concepto tan amplio, le dedicaremos otro post a parte.
El acoso escolar es un problema que se da con frecuencia en las aulas de todo el mundo. Tal y como sostiene Carozo (2015), en la mayor parte de los casos es difícil de detectar, no solo porque se de lejos de la presencia visibilidad de los adultos, sino porque tiende a diversificarse. Es un fenómeno realmente complejo, especialmente en el caso del ciberbullying ya que los acosadores aprovechan las nuevas tecnologías para incrementar los comportamientos de humillación a la víctima, conservando el anonimato de los acosadores.
Hasta el momento se han tipificado 6 tipos de bullying. Estos no suelen darse de forma aislada, sino que pueden darse varios tipos de acoso sobre la misma víctima y durante un periodo prolongado de tiempo: meses, todo un curso escolar e incluso varios años. A continuación, se explican estos tipos de acoso escolar según la tipología utilizada por Armero et al (2011):
Bullying físico: es el tipo de acoso más común en la actualidad, junto al acoso por las nuevas tecnologías. Ocurre especialmente en chicos e incluye golpes. empujones y palizas de varios agresores a una o varias víctimas. Este tipo de acoso también incluye el robo de pertenencias personales y su daño intencionado.
Bullying psicológico: los principales comportamientos que abarca este tipo de acoso son las intimidación, persecución, tiranía, chantaje, manipulación y amenazas. Todas estas acciones dañan la autoestima de la víctima e incrementan su sensación de miedo, temor y fobia al ambiente escolar. No sólo eso, sino que aumenta su sentimiento de indefensión y vulnerabilidad pues percibe estos atrevimientos como una amenaza que a la larga se materializará de manera más contundente. Estos atrevimientos pueden consistir en una mirada, una señal obscena, una cara desagradable o un mal gesto. Son conductas que son más difíciles de detectar por los familiares o los profesores ya que las víctimas suelen guardar silencio y los acosadores llevan a cabo estos comportamientos a las espaldas de cualquier persona que pueda delatar la situación.
Bullying verbal: este tipo de acoso es más utilizado por las chicas que por los chicos. Consiste en acciones no corporales con el objetivo de discriminar, difundir habladurías o rumores, realizar acciones de exclusión, bromas insultantes, burlas, reírse de los demás, poner apodos hirientes, realizar insultos, amenazas, entre otros comportamientos.
Bullying sexual: suele abarcar comportamientos como realizar referencias malintencionadas a las partes íntimas de la víctima o el abuso sexual. Incluye el bullying homófobo, es decir, cuando el maltrato gira en torno a la orientación sexual de la víctima por mptivos de homosexualidad real o imaginaria.
Bullying social: es un tipo de acoso que tiene el objetivo de aislar a la víctima del resto del grupo, ignorarla y excluirla del resto de compañeros. Puede ser directo (excluir, no dejar participar a la víctima en actividades o extraerlos del grupo) o indirecto (tratar como a un objeto, ignorar, entre otras acciones).
Ciberbullying o bullying cibernético: el mayor uso de las nuevas tecnologías y redes sociales ha provocado un aumento de este tipo de acoso, el ciberacoso. Es un tipo de acoso muy preocupante por la gran visibilidad, anonimato y alcance que se logra de los actos de humillación contra la víctima. Los canales son muy diversos: mensajes de texto en móviles, tablets y ordenadores, páginas web y blogs, juegos online, mails, chats, encuestas on line de mal gusto, redes sociales, suplantación de identidad para poner mensajes, etc.
Lo cierto es que todo comportamiento es válido con el fin de humillar a la víctima. Se comparten contenidos de poco agrado como los típicos insultos, montajes fotográficos, vídeos de mal gusto, imágenes inadecuadas de la víctima tomadas sin su permiso, críticas respecto al origen, religión, el nivel socioeconómico de la víctima o de sus familiares y amigos, entre otros.
Desgraciadamente, cada vez es más frecuente encontrar este último tipo de acoso en las escuelas debido al incremento del uso de las TIC´s y redes sociales en edades cada vez más tempranas. Sin duda, tal y como sostiene Arab y Díaz (2015), este rápido crecimiento favorece la aparición del ciberacoso.
La mayoría de los estudiantes se inician a los 12 – 13 años siendo estas utilizadas por 25,5 millones de personas en España. El adolescente promedio tiene como media 4,7 diferentes redes sociales diferentes utilizadas al mismo tiempo (IAB, 2018).
Por este motivo, nos resulta increíble que la tasa de ciberacoso esté aumentando drásticamente año tras año.
Esperamos que os haya gustado.Si quieres saber más acerca de este fenómeno, ¡te esperamos en el próximo post!
Docentes, familias, orientadores: Por desgracia es el pan de cada día en los centros, ¿En vuestros centros están reforzando la prevención?, ¿Qué opinan vuestros hijos y alumnos al respecto? ¡Os leemos en comentarios!
Referencias:
Armero Pedreira, P., Bernardino Cuesta, B. y Bonet de Luna, C. (2011). Acoso escolar. Revista Pediatría de Atención Primaria, 13(52), 661-670. https://dx.doi.org/10.4321/S1139-76322011000600016
Carozo, J. C. (2015). Los espectadores y el código del silencio. Espiga, 14 (29), 1 - 8.
Arab, E., & Díaz, A. (2015). Impacto de las redes sociales e internet en la adolescencia. Aspectos positivos y negativos. El Sevier, 26(1), 7 - 13.
IAB. (2018). Estudio Anual de Redes Sociales. https://iabspain.es/estudio/estudio-anual- de-redes-sociales-2018/ [15 mayo 2020].
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