Las consecuencias del acoso escolar no son las mismas para las víctimas, para el agresor o para los espectadores.
Por desgracia, quién se lleva la peor parte de las consecuencias en el acoso escolar son, sin lugar a dudas, las víctimas.
A continuación, se nombran los principales efectos negativos del bullying en las víctimas, según Villota et., al (2015):
Baja autoestima
trastornos emocionales
actitudes pasivas
Trastornos psicosomáticos
Depresión
ansiedad
pérdida de interés por la escuela y el estudio
Bajo rendimiento académico
Faltas de asistencia a clase y/o abandono de los estudios
Aparición de fobias
Sentimientos de culpabilidad
Alteraciones de la conducta como aislamiento social, introversión y soledad.
Problemas en las relaciones familiares y sociales.
Baja actividad y eficacia.
Síndrome de estrés postraumático.
Tal y como afirma Brito y Oliveira (2013), en casos extremos, una de las consecuencias más trágicas del acoso escolar en las víctimas es el suicidio. Así mismo, una continua exposición al acoso escolar puede conducir a problemas que afectan a la salud física, mental y emocional del individuo, en ocasiones, llegándose a cronificar.
Las consecuencias que tiene el acoso escolar en los agresores son muy distintas a las anteriores. Aunque el acoso no les provoca un sufrimiento directo, a diferencia que como ocurre en las víctimas, son varios los estudios que demuestran que los acosadores pueden encontrarse en la antesala de las conductas delictivas (Puértolas y Montiel, 2017). Estos dos autores sostienen que, aunque resulte paradójico, los acosadores buscan con su mala actitud la aprobación y admiración de algunos de sus compañeros, lo cual les hacen reforzar sus actitudes intimidatorias al lograr, al menos momentáneamente, el éxito con las mismas.
Puértolas y Montiel también afirman que otras consecuencias que puede tener el acoso sobre los acosadores son la falta de control, actitud violenta, impulsividad, irritabilidad, autoridad exagerada, consecución de sus objetivos mediante la fuerza, relaciones sociales y familiares problemáticas, fracaso escolar y pérdida de interés por los estudios.
Por último, las consecuencias que entraña el acoso escolar para los espectadores no son tan evidentes. Algunas de las consecuencias pueden ser la sensación de convencimiento de que es mejor no hacer nada ante la injusticia o la aparición de una personalidad más temerosa. Así mismo, el estudio de Ortega y Rey (2003) sostiene que los alumnos/as que mantienen una actitud condescendiente con el acoso y pasiva ante el sufrimiento ajeno, pueden padecer de problemas parecidos a los que sufren las víctimas pero en menor grado. Por ejemplo: miedo a convertirse en víctima, sumisión, falta de sensibilidad, falta de empatía o insolidaridad respecto a los problemas de los demás. Según estos autores, estas son características que incrementan el riesgo de que sean futuros protagonistas directos del acoso.
Esperamos que os haya gustado. Si quieres saber más acerca de este fenómeno, ¡te esperamos en el próximo post!
Docentes, familias, orientadores: ¿Qué creéis que podemos hacer nosotros para prevenir estas drásticas consecuencias en el alumnado? ¡Os leemos en comentarios!
Referencias:
Brito , C. y Oliveira , M. (2013). Bullying and self-esteem in adolescents from public schools. Journal de Pediatria, 89 (6), 601 - 607.
Ortega R. y Del Rey, R. (2003). La violencia escolar. Estrategias de prevención. Barcelona: Graó.
Puértolas Giménez, A. y Montiel Juan, I. (2017). Bullying en la educación secundaria: una revisión sobre las características de las víctimas y los acosadores. Journal of Victimology, (5), 85-128.
Villota, M. F., Velásquez, F. G. (2015). El acoso escolar. Saber, Ciencia y Libertad, 10 (1), 219 - 233.
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